Está la creencia generalizada de que en el norte de Europa existe una conciencia ecológica muy arraigada. La verdad es que es inevitable pensar así, sobre todo cuando nos llegan noticias como ésta. En Rotterdam, Holanda, el Club Watt ha instalado una pista de baile que se ilumina con la energía generada por las pisadas y las piruetas de los clientes.
Es uno de los primeros suelos de semejantes características con uso real. La mayoría se encuentran aún en fase experimental. Forma parte de una compañía llamada Sustainable Dance Club, es decir, Discoteca Sostenible. La forman un grupo de inventores de origen alemán liderado por Michel Smit. Smit afirma que el propósito de escoger como escaparate un local de baile es mostrar al público los resultados de su última creación, pero que el mecanismo es también válido para recargar, por ejemplo, una tostadora.
No obstante, en Watt ya se habían dado muestras de conciencia ecológica aunque no tuviese el suelo sostenible. Por ejemplo, utiliza agua de lluvia en los baños y todo el material del bar es reciclado. Sólo les falta instalar las máquinas expendedoras de reciclaje Environbank. Su dueño, un tal Mr. Tieleman, cree que atrae la atención de los clientes. La preservación del entorno está muy bien, pero, al fin y al cabo, el negocio es el negocio. Para equipar a su establecimiento con el suelo de Sustainable Dance Club ha invertido un total de 257.000 dólares, unos 180.727 euros. Así que más le vale atraer visitas. Porque hacen falta muchas horas de baile para amortizar semejante inversión.
Cada bailarín genera por sí mismo unos 20 W de potencia. Así que dos personas dan para encender una bombilla. Tal vez, si instalaran el sistema por las calles, los peatones seríamos capaces de sostener el alumbrado de la ciudad. Un corredor o un partido de fútbol en el parque asegurarían una gran cantidad de energía, sin duda.
Vía: The New York Times
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